Caminantes

Nati Beneitez (Sommellier) nos regaló este texto. A disfrutar!!!

Durante el mes de marzo se conocieron los puntajes de Robert Parker  para los vinos catados en Bordeaux y  la lista anual de Stephen Tanzer para la cata que dedica a Argentina.  Han sido dos semanas de éxtasis para el vino argentino.
Marcelo Pelleriti es por estos días la estrella en el firmamento del vino argentino por los ejemplares que elabora en Francia junto a  Catherine-Pére Vergé, propietaria de Château La Violette  y tambien de Monteviejo – la bodega que comanda el mendocino en el Valle de Uco que forma parte del proyecto Clos de los Siete. Por primera vez un enólogo argentino obtiene 100 puntos en un vino que elabora en Pomerol.  El puntaje perfecto, ese que parece inalcanzable es una realidad.  Chateau La Violette (un merlot de viñedos muy viejos con tan solo 1,7 ha. de extensión) esta acompañado en su perfecto puntaje por vinos ícono como Château Le Pin, Petrus o Cheval Blanc. Los 12 años que Pelleriti lleva trabajando con muchísimo esfuerzo en Francia parecen haber rendido frutos y aquí hemos festejado como si Argentina hubiera ganado un Mundial de fútbol (al menos yo lo festejé así).
Casi al unísono, con la diferencia de una semana, el Sr. Tanzer coloca dos vinos que elabora Alejandro Vigil, Jefe Enológico de la Bodega Catena Zapata, como los mejores puntuados (Catena Zapata Adrianna y Nicasia con 95+) sumando la novedad que este mismo enólogo coloca 8 más de sus creaciones entre los mejores  vinos de más de 92 puntos (incluyendo como mejor blanco argentino al White Stones del que ya hablamos acá, con 94+).  Y otra vez volvimos a festejar, como haber ganado el segundo Mundial en dos semanas.  El mismo Vigil había obtenido puntajes casi escandalosos en la lista que Neal Martin había entregado a Wine Advocate el año pasado luego de su paso por Argentina. Otra estrella en el cielo de los enólogos parece tener su lugar asegurado. Vigil es un trabajador tenaz del suelo, de la viña y de lo que ellas producen, es obsesivo en el cuidado de las plantas y ese comportamiento parece darle la razón cuando sus vinos son catados alrededor del mundo por los hombres y mujeres que le dicen a una gran porción de consumidores del planeta que es lo que deben buscar en la góndola.  Martin, Tanzer y tantos otros parecen decirle a los compradores  “estén atentos a Alejandro Vigil, no los va a decepcionar”.
En su Review Tanzer dejó, además de excelentes puntajes, algunas definiciones sobre nuestros vinos muy interesantes, por ejemplo “los vinos tintos de Argentina están entre las mejores “gangas” del mundo. En la categoría de los USD 15 a USD 20, el país ofrece una gran cantidad de exponentes sobresalientes; agradables e intensos que compiten con los Cabernets top de California por un precio dos o tres veces menor. Ya sean los vinos de 88 puntos por USD 12, los de 89 por USD 15 o los de 90 por USD 20, los vinos argentinos son muy difíciles de vencer”.  En contraposición a estas palabras, criticó bastante la franja de los vinos de más de USD 50 por encontrar algunos de ellos con exceso de fruta sobremadura y un paso extenso por roble nuevo.
La discusión madera nueva, fruta sobremadura, vinos alcohólicos versus vinos frescos, con buena estructura, bajo alcohol y acidez pronunciada no es nueva ni se ha extinguido. Seguirá tanto como se sigan haciendo vinos de uno y otro estilo porque debería tenerse en cuenta que cada catador tiene un tipo de cata y, por lo tanto, un gusto y sobre este último es que emite sus opiniones y sus puntajes.  Pero a la hora de la cata a ciegas los mas afamados críticos a nivel mundial, eligen para puntuar mejor muchos de nuestros vinos con más cuerpo y estructura, con buena cantidad de madera que antes tuvo una materia prima de excelente calidad que tolerara esa carga de roble nuevo;  a este argumento se va a oponer el de la diversidad y entonces parece que todo vuelve a empezar. Se transforma en un laberinto, una discusión bizantina.
Sin entrar en este tipo de discusiones abordadas, en muchos casos, hasta el extremo pero sin haberse agotado aún, tal vez cabe preguntarse qué nos quieren decir todas estas personas que catan anualmente nuestros vinos. Es verdad que hasta el momento ningún enólogo ha obtenido los maravillosos 100 puntos con un vino argentino y, en lo personal, no creo que sea lo más importante por ahora. En mi opinión lo que realmente importa es que se está marcando un camino, un trayecto hacia donde se quiere ir y eso es  -según creo-  el aspecto más destacado de toda esta cuestión. Con una mirada más extensa y tal vez sesgada de mi parte, quiero creer que estos señores están diciendo “miren a Argentina, están empezando a mostrar todo lo que verdaderamente pueden dar”.
“El 90% del terroir lo hace el hombre” escribió Alejandro Vigil en su blog (http://cosecha2012alevigil.blogspot.com.ar/) hace unos días y es inevitable estar de acuerdo con cada una de sus palabras. ¿Qué sería de nuestros maravillosos vinos si no fuera por la mano del hombre que ha conducido la viña, regado y cuidado cada planta para luego obtener el  mejor producto? Tal vez este año sea finalmente el año en que Marcelo Pelleriti, Alejandro Vigil o Daniel Pi (sólo por nombrar a tres grandes enólogos de los muchos que tenemos) logren el ansiado puntaje perfecto y aun así carecería de importancia si no se tiene en cuenta el camino que se siguió para llegar hasta allí. Este trayecto requirió no sólo un gran caudal de conocimiento y dedicación sino que ha implicado recursos naturales, humanos y económicos extraordinarios que no pueden desarrollarse en un año ni en cinco. La inversión que ha hecho la industria vitivinícola en todos los rubros ha sido fenomenal en estos últimos 25 años y sin el apoyo de las políticas que se requieren para dar el salto mayor que el sector necesita, todo esto quedaría en nada.
Quizá este sea el año de los 100 puntos, tal vez no; pero el camino recorrido hasta ahora ha cosechado innumerables éxitos y ya lo decía el poeta: “se hace camino al andar”.

Natalia Beneitez (aka #LaYansi)