Tres blancos y nueve tintos. Los peldaños necesarios para llegar a la cima personal de Trivento. Acceso Sur. Doblás hacia el este por la 60. Una rotonda y un par de kilómetros después ves a tu izquierda a la bodega. Pero detrás de ese edificio se esconde una gran maquinaria elaboradora de muchos vinos. Sólo allí se pueden hacer 15 millones de litos. Y allí me recibió Germán Di Césare. Es una de las caras visibles de este gran monstruo de la vitivinicultura argentina. Capitales chilenos. Cabezas argentas. Este enólogo de 32 años me muestra con lujo toda la planta y me relata con precisión qué hace cada máquina, qué se elabora en cada tanque, que se prepara en cada pileta, por qué los mostos tan dulces se convertirán en vinos de alta gama. Y para el final, una megadegustación de lo que fue, lo que es y lo que vendrá. La escalera al cielo. Escalones de nubes etílicas que te llevan a lo más alto de Trivento. Un lujo.
Si querés, acá podés escuchar el audio de la nota con Germán.
Varios temas, entre ellos, producción, promoción, exportaciones y mercado interno.
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